Resulta urgente, inaplazable,
impostergable, observar la charla interior y el lugar preciso de donde
proviene.
Incuestionablemente la charla
interior equivocada es la "Causa Causorum" de muchos estados psíquicos
inarmónicos y desagradables en el presente y también en el futuro.
Obviamente esa vana palabrería
insubstancial de charla ambigua y en general toda plática perjudicial, dañina,
absurda, manifiesta en el mundo exterior, tiene su origen en la conversación
interior equivocada.
Se sabe que existe en la
Gnosis la Práctica esotérica del silencio interior; esto lo conocen nuestros
discípulos de "Tercera Cámara".
No está demás decir con entera
claridad que el silencio interior debe referirse específicamente a algo muy
preciso y definido.
Cuando el proceso del pensar
se agota intencionalmente durante la meditación interior profunda, se logra el
silencio interior; más no es esto lo que queremos explicar en el presente
capítulo.
"Vaciar la mente" o
"ponerla en blanco" para lograr realmente el silencio interior,
tampoco es lo que intentamos explicar ahora en estos párrafos.
Practicar el silencio interior
a que nos estamos refiriendo, tampoco significa impedir que algo penetre en la
mente.
Realmente estamos hablando
ahora mismo de un tipo de silencio interior muy diferente. No se trata de algo
vago y general...
Queremos practicar el silencio
interior en relación con algo que ya esté en la mente, persona, suceso, asunto
propio o ajeno, lo que nos contaron, lo que hizo fulano, etc., pero sin tocarlo
con la lengua interior, sin discurso íntimo...
Aprender a callar no solamente
con la lengua exterior, sino también, además, con la lengua secreta, interna,
resulta extraordinario, maravilloso.
Muchos callan exteriormente,
más con su lengua interior desollan vivo al prójimo. La charla interior
venenosa y malévola, produce confusión interior.
Si se observa la charla
interior equivocada se verá que está hecha de verdades a medias, o de verdades
que se relacionan entre sí de un modo más o menos incorrecto, o algo que se
agregó o se omitió.
Desgraciadamente nuestra vida
emocional se fundamenta exclusivamente en la "auto-simpatía".
Para colmo de tanta infamia
sólo simpatizamos con nosotros mismos, con nuestro tan "querido Ego",
y sentimos antipatía y hasta odio con aquellos que no simpatizan con nosotros.
Nos queremos demasiado a si
mismos, somos narcisistas en un ciento por ciento, esto es irrefutable,
irrebatible.
En tanto continuemos
embotellados en la "auto-simpatía", cualquier desarrollo del Ser, se
hace algo más que imposible.
Necesitamos aprender a ver el
punto de vista ajeno. Es urgente saber ponernos en la posición de los otros.
"Así que, todas las cosas
que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con
ellos". (Mateo: VII,12).
Lo que verdaderamente cuenta
en estos estudiosos es la manera como los hombres se comportan interna e
invisiblemente los unos con los otros.
Desafortunadamente y aunque
seamos muy corteses y hasta sinceros a veces, no hay duda de que invisible e
internamente nos tratamos muy mal los unos a los otros.
Gentes aparentemente muy
bondadosas, arrastran diariamente a sus semejantes hacia la cueva secreta de si
mismos, para hacer con éstos, todo lo que se les antoje. (Vejaciones, burla,
escarnio, etc.).