Cristo es el
Fuego del Fuego, la Llama de la Llama, la Signatura Astral del Fuego.
Sobre la
Cruz del Mártir del Calvario está definido el Misterio del Cristo con una sola
palabra que consta de cuatro letras: INRI. Ignis Natura Renovatur Integra. El
Fuego Renueva Incesantemente la Naturaleza.
El
Advenimiento del Cristo en el corazón del hombre, nos transforma radicalmente.
Cristo es el
LOGOS SOLAR, Unidad Múltiple Perfecta. Cristo es la vida que palpita en el
universo entero, es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.
Mucho se ha
dicho sobre el Drama Cósmico; incuestionablemente, este Drama está formado por
los cuatro evangelios.
Se nos ha
dicho que el Drama Cósmico fue traído por los Elohím a la tierra; el Gran Señor
de la Atlántida representó ese Drama en carne y hueso.
El Gran
KABIR Jesús también hubo de representar el mismo Drama públicamente en la
Tierra Santa.
Aunque
Cristo nazca mil veces en Belem, de nada sirve si no nace en nuestro corazón
también.
Aunque
hubiese muerto y resucitado al tercer día de entre los muertos, de nada sirve
eso si no muere y resucita en nosotros también.
Tratar de
descubrir la naturaleza y la esencia del fuego es tratar de descubrir a Dios,
cuya presencia real siempre se ha revelado bajo la apariencia ígnea.
La zarza
ardiente (Exodo, III, 2) y el incendio del Sinaí, a raíz del otorgamiento del
Decálogo (Exodo, XIX, 18), son dos manifestaciones por las que Dios apareció a
Moisés.
Bajo la
figura de un ser de Jaspe y Sardónico de color de llama, sentado en un Trono
incandescente y fulgurante, San Juan describe al dueño del Universo
(Apocalipsis, IV, 3-5).
Nuestro Dios
es un Fuego Devorador, escribe San Pablo en su Epístola a los Hebreos.
El Cristo
Íntimo, el Fuego Celestial, debe nacer en nosotros y nace en realidad cuando hemos
avanzado bastante en el trabajo psicológico.
El Cristo
Íntimo debe eliminar de nuestra Naturaleza Psicológica, las mismas causas del
error; los YOES CAUSAS.
No sería
posible la disolución de las causas del EGO, en tanto el Cristo Íntimo no haya
nacido en nosotros.
El fuego
viviente y filosofal, el Cristo Íntimo, es el Fuego del Fuego, lo puro de lo
puro.
El fuego nos
envuelve y nos baña por todas partes, viene a nosotros por el aire, por el agua
y por la misma tierra, que son sus conservadores, y sus diversos vehículos.
EI Fuego
Celestial debe cristalizar en nosotros, es el Cristo Íntimo, nuestro Salvador
interior profundo.
El Señor
Íntimo, debe hacerse cargo de toda nuestra Psiquis; de los Cinco Cilindros de
la máquina orgánica; de todos nuestros procesos Mentales, Emocionales, Motores,
Instintivos, Sexuales.
Fuente:
Libro: La Gran Rebelión.- Autor: VM Samael